Buenos dias,
Hoy navegando por la red, he encontrado este post que me ha parecido del todo interesante.
Extraido del blog : www.reeducandoamama.blogspot.com
EL NIÑO ADOPTADO EN "¡A DORMIR!" DEL DOCTOR EDUARDO ESTIVILL
Como ya he comentado en el
artículo anterior, hay un apartado en el libro
¡A Dormir! del doctor Estivill que quiero comentar en detalle por la importancia de sus repercusiones. Es un apartado cortito, titulado "
Los Niños Adoptados", apenas tres párrafos que se pueden resumir en una simple frase que a mí me puso los pelos de punta:
"Debéis actuar como si hubiera nacido el día que llegó a vuestra casa, independientemente de la edad que tenga".
Un frase que demuestra una ignorancia tan inmensa sobre el niño adoptado
y sus necesidades que me parece necesario hacer una denuncia pública
porque este libro - o su famoso predecesor "Duermete niño", para
el caso lo mismo me da - dirige y condiciona el comportamiento de
millones de padres respecto al sueño infantil en todo el mundo
hispanohablante.
Dada la importancia de esta afirmación del doctor Estivill, he pensado
que lo mejor sería recurrir a una profesional realmente especializada en
el niño adoptado. Por eso
Montse Lapastora, psicóloga clínica y directora del
Centro de Psicología y Adopción Psicoveritas, ha tenido la amabilidad de escribir el texto que os muestro a continuación explicándonos
por qué un niño adoptado NUNCA debe ser tratado como si hubiera nacido el día que llegó a nuestra casa, y
por qué las técnicas cognitivo-conductuales basadas en dejar llorar son especialmente dañinas para ellos.
No es la primera vez que el doctor Estivill muestra públicamente su
ignorancia en todo lo concerniente a los niños adoptados y el mundo de
la adopción en general. Hace unos años la asociación CORA (
Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento) ya pidió en un
comunicado de prensa que se retirara uno de sus libros, un cuento infantil titulado
Lila tiene un hermanito, entre otras cosas
debido a:
- La presentación de la adopción como un acto de caridad por el que los niños deben estar agradecidos.
- Una falta absoluta de empatía con los sentimientos del niño adoptado.
- Afirmaciones del tipo: los hijos adoptados se comportarán como hijos "naturales" si como tales son tratados.
Desgraciadamente el libro nunca fue retirado, y el doctor Estivill sigue
dando consejos sobre un tema extremadamente delicado del que no sabe
absolutamente nada.
Sin más preámbulo os dejos con las palabras de la psicóloga
especializada en adopción Montse Lapastora. Espero de todo corazón que
lleguen a todos los padres adoptivos que en este momento se estén
cuestionando si aplicar o no aplicar el método Estivill a sus hijos.
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La siguiente frase: "Hay que tratar al niño adoptado como si hubiera nacido el día que llegó a casa”, se encuentra en la página 74, capítulo 2, del libro ¡A dormir! Del doctor Estivill.
¡No podía creer lo que estaba leyendo!, he
tenido que repasarla varias veces para convencerme de la autenticidad de
la afirmación que tenía delante.
Los niños adoptados no pueden tratarse
obviando su vida pasada, pues todas sus experiencias pre-adoptivas van a
quedar marcadas en su memoria implícita y muchos de sus
comportamientos y estados psicológicos posteriores se verán influidos
por aquellas experiencias.
Los niños adoptados han sufrido como mínimo
una rotura vincular, la separación de su madre biológica, separación que
será vivida por ellos como un trauma “el trauma del abandono”. Además
hay que añadir que muchos de ellos han vivido otras situaciones
traumáticas como el maltrato físico y psicológico, desnutrición, abusos
y/o falta de afecto.
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Comparación entre el cerebro de un niño
convenientemente cuidado y un niño que
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Rosa Fernández(1) en su artículo “La adopción y el hipocampo en la escuela primaria” refiere lo siguiente:
“Investigaciones científicas recientes han
demostrado que la falta de vinculación afectiva durante los primeros
años/meses de vida supone un grave trauma para el desarrollo de la
personalidad, ocasionando cambios neurobiológicos que influyen en el
desarrollo tanto a corto como a largo plazo. Entre las alteraciones
estructurales del sistema nervioso que los malos tratos o las
situaciones de estrés postraumático (y el abandono lo es) provocan en el
niño, podemos destacar:
- La disminución del volumen del hipocampo
- Alteraciones a nivel de amígdala
- Alteraciones de las estructuras cerebelares, del cuerpo calloso y del córtex prefrontal
- Funcionalmente,
se observan secuelas cognitivas (bajo rendimiento escolar), altos
niveles de estrés psicosocial, dificultades conductuales y problemas
sociales, que en algunos casos recuerdan un comportamiento
pseudo-autista.”
Daniel Siegel (2), S. Gerhardt (3) y otros
autores (estudiosos del desarrollo humano y de las consecuencias del
estrés en los bebés) también hablan de cómo las experiencias traumáticas
y de estrés en el inmaduro cerebro de un bebé generan consecuencias a
corto y largo plazo.
Vamos a ver cómo actúa el estrés en los bebés:
Para un bebé la sensación de estrés es percibida como una situación de desprotección y muerte,
él no puede valerse por sí mismo y cualquier vivencia de malestar le
deja a merced de otro, necesita a un tercero para sobrevivir. Ante una
situación de peligro, nuestro sistema fisiológico de emergencia se pone
en marcha para defendernos del ataque. El impacto emocional o la
información traumática recibida quedará almacenada en la red neuronal,
de forma que será la responsable de que ante una futura situación de
amenaza, tanto física como emocional, se responda automáticamente. Este
sistema de alarma es válido para las situaciones de amenaza, nos avisa
ante el peligro y recupera la normalidad cuando este ha pasado.
Cuando un bebé siente miedo (miedo que
expresa a través del llanto cuando esa emoción no le deja dormir), él
no sabe que lo que tiene es miedo, lo que percibe es una sensación de
malestar que hace que su sistema fisiológico de alarma se active
elevando el nivel de las hormonas implicadas en la respuesta al estrés,
como son el cortisol y la noreprinefina. Cuando el bebé se calma el
nivel de cortisol vuelve a su estado normal. Pero cuando en un bebé, y
este es el caso de muchos niños criados en orfanatos o en condiciones de
abandono, esta situación se repite una y otra vez, su nivel de cortisol
no recuperará su estado normal. Cuando la información que recibe su
cerebro es excesiva y no la puede codificar de forma adecuada, lo que
hace es paralizarla, manteniéndole en un estado permanente de alerta
inhibiendo la capacidad para recuperar su estado neurofisiológico
normal.
Las repercusiones en el inmaduro sistema
nervioso de un bebé pueden ser falta de empatía y excesiva reactividad
al estrés. Son niños que tienen muy poca resistencia a la frustración,
que pierden la capacidad para autoregularse emocionalmente, además de
todo lo mencionado más arriba por Rosa Fernández.
No podemos negar la influencia de todo esto, un
niño adoptado que ha pasado por las situaciones traumáticas que hemos
mencionado, no puede ser tratado de la misma manera que un niño cuyo
desarrollo ha estado bajo condiciones de afecto y satisfacción de sus
necesidades básicas de forma adecuada.
Un niño adoptado lo que necesita son unos
padres con los que pueda construir un vínculo afectivo y reparar, en la
medida de lo posible, todo el daño que sufrió en su vida preadoptiva. La construcción y reparación del vínculo puede hacerse tanto de día como de noche.
La oxitocina es la hormona del apego, que se segrega con el contacto
físico piel con piel. Pongámonos en el lugar de un niño que viene de un
orfanato en el que nadie le hacía caso cuando lloraba, dejó de emitir el
llanto porque nadie le calmaba, pero esa falta de atención básica le
hizo generar creencias sobre sí mismo del tipo: no importo, no valgo,
no merezco que me quieran. Creencias que acompañan a los niños y adultos
adoptados con las que trabajo todos los días en la consulta.
Si la familia que adopta al niño no
atiende su llanto, estaría comportándose de la misma forma que lo hacían
en el orfanato, y estaría reforzando el sentimiento de abandono y las
creencias negativas que tiene el niño sobre sí mismo.
¿Cómo nos sentiríamos nosotros si nos
arrancan de nuestro entorno conocido, sea el que sea pero es el que
conocemos, nos llevan a un sitio totalmente desconocido, con personas
muy diferentes a nosotros a las que no entendemos y cuando nos sentimos
asustados, nadie nos consuela ni acompaña, y además nos tratan como a
todos los demás que están inmersos en esa cultura y totalmente adaptados
a ella. Si esta situación es terrible para un adulto, pretender que un
niño la pase solo me parece, como mínimo, cruel.
Este niño lo que necesita es dormir con sus
padres, necesita que le cojan cuando llora, necesita que le calmen y que
le transmitan que ahora es importante, que sus necesidades ahora sí van
a ser satisfechas, que ahora es escuchado y tenido en cuenta. Todo esto
podrá minimizar el daño sufrido por ese llanto desatendido.
Yo recomiendo el Colecho a aquellas familias que me consultan.
Creo que un niño cuando se incorpora a su nueva familia necesita
elementos de seguridad, y dormir con sus padres es uno de los factores
que fomenta la seguridad y la vinculación afectiva. Después de un
tiempo de practicar el colecho los padres me confirman que tanto la
seguridad como el comportamiento de sus hijos mejoran notablemente.
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