11/6/15

Padres hiperprotectores, hijos sin autonomía

Article de La Vanguardia

ES | 24/10/2014 - 10:37h | Última actualización: 28/11/2014 - 10:39h 


Los padres quieren lo mejor para su prole, pero a veces el instinto de protección es tan intenso que acarrea consecuencias negativas. La nueva hiperpaternidad ve a los hijos como seres intocables, que tienen más miedos que nunca


Padres hiperprotectores, hijos sin autonomía
La falta de autonomía pasará factura a los más protegidos Vladimir Godnik
Eva Millet

Padres hiperprotectores, hijos sin autonomía
Portada del suplemento Estilos de Vida del 25 de octubre de 2014 Cristina Reche
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En el 2008 Álex, un profesor universitario de Barcelona, visitó Estados Unidos por motivos de trabajo. De aquel viaje no se le olvidará nunca esta escena, que tuvo lugar en una librería de Washington, la capital. “Estaba con Núria, una colega, y caminábamos por un pasillo entre las estanterías. Había un niño, de unos once años, ojeando un libro, que nos bloqueaba el paso y Núria le tocó el hombro, levemente, para apartarlo”. Fue un gesto casi automático, de hecho, el niño “apenas se dio cuenta”, describe Álex: “Pero la madre… ¡Ella sí se dio cuenta!”, recuerda. “Apareció de repente y se puso a gritarle a Núria como una posesa, diciéndole que cómo se atrevía a tocar a su hijo y, que si lo volvía a hacer, iba a llamar a la policía… Nos quedamos de piedra”.
Una situación similar la vivió en Nueva York el escritor y periodista David Sedaris. La relata en su último libro, Let’s explore diabetes with owls (Little Brown), e implica también tocar ligeramente por el hombro a un niño. En este caso, un adolescente que había estado grafiteando un buzón de la calle mientras sus padres hacían la compra en un supermercado. Cuenta Sedaris que, ante aquel acto incívico, un vecino posó su mano sobre el hombro del chico y empezó a llamarle la atención. Cuenta también Sedaris como, al escuchar los gritos, emergieron del supermercado los padres de la criatura, quienes corrieron junto a su retoño. No se inmutaron, sin embargo, al oír lo que éste había estado haciendo mientras ellos compraban. Se limitaron a encararse con el hombre (quien seguía posando ligeramente la mano sobre el hombro del adolescente), y le espetaron, indignados, lo siguiente:
–¿Quién le ha dado a usted derecho a tocar a nuestro hijo?
El hombre, un poco confundido, les explicó lo
que su hijo había estado haciendo con un enorme rotulador, que yacía ahora a sus pies, pero los pro­genitores continuaron, indignados:
–No me importa lo que hacía mi hijo –le dijo la madre–. Usted no tiene derecho a tocar a mi hijo. ¿Quién se ha creído usted que es?
Y acto seguido, indicó a su marido que llamara a la policía, cosa que, cuenta Sedaris, el marido ya estaba haciendo.
La hiperpaternidad es un modelo de crianza originado en Estados Unidos, basado en una incansable supervisión por parte de los padres sobre los hijos, que se ha importado con éxito a Europa. Y a las ya conocidas variedades de los padres helicóptero (que sobrevuelan sin tregua las vidas de sus retoños, pendientes de todos sus deseos y necesidades) y de los padres apisonadora (quienes allanan sus caminos para que no se topen con dificultades) se les ha añadido la de los padres guardaespaldas: progenitores extremadamente susceptibles ante cualquier crítica sobre sus hijos o a que se les toque.
Ignasi, profesor de educación física, con casi treinta años trabajando con críos, ha vivido en primera persona esta última versión de los hiperpadres. El año pasado era el coordinador del equipo de monitores de una escuela pública de Barcelona, un trabajo que dependía del ampa (la asociación de madres y padres). Un empleo que ya no tiene desde que un mediodía llamara la atención a un grupo de niños por su mal comportamiento. “Después de comer hacíamos rotación de zonas de recreo: unas clases iban a la pista de fútbol, otras al patio, otras al gimnasio…”, explica Ignasi. “Allí había empezado a trabajar un monitor nuevo, así que fui a ver cómo iban las cosas”. Al abrir la puerta, vio que las cosas no iban bien: niños y niñas descontrolados, saltando como posesos, jugando a la pelota, los zapatos tirados por todas partes… El griterío era ensordecedor e Ignasi los mandó callar a todos de inmediato: “Les dije que pararan –recuerda– y que no sabía si estaba entrando en el gimnasio de la escuela o en la matanza del cerdo de mi pueblo”. Los niños callaron pero, dos días después, el ampa recibió una carta de un grupo de padres y madres indignados, denunciando que Ignasi había llamado “cerdos” y “animales” a sus hijos. “Cuando me pasaron la carta, mi primera reacción fue no creer lo que leía”, recuerda. “Después pensé que quizás no había transmitido bien el mensaje a los niños y que ellos no lo habían transmitido bien en casa, así que propuse una reunión con los padres, para explicarme”.
La reunión, muy concurrida (“Ojalá en una reunión informativa de la escuela o del ampa se presentaran tantas familias”, apostilla Ignasi), no fue bien. “Aunque hubo algunos padres conciliadores, ganaron los reivindicativos, quienes estaban convencidos de que había llamado “cerdos” a sus hijos”. Ignasi ya no está en la escuela después de esto: “El ampa recibió tanta presión que decidí irme. Fue un acoso y derribo”, concluye.
Del asunto, saca varias conclusiones. La primera, que cada vez hay menos límites por parte de los padres: “Nos creemos capaces de poder actuar sobre todo, de criticarlo todo, de hablar sobre todo… Y es cierto que siempre ha sido así pero, la diferencia es que ahora somos capaces de actuar, hay más medios para hacerlo, y las redes sociales son uno de ellos”. También ha detectado que la influencia de los progenitores es cada vez mayor en las escuelas, en especial, en aquellas con ampas potentes. “Los padres cada vez están más involucrados en los colegios, lo que, aunque es bueno en muchas cosas, puede también provocar malas dinámicas”, señala. Porque pese a su labor positiva, las ampas a veces también pueden ser plataformas para que haya progenitores que hagan lo que ellos quieran. “En una escuela en la que trabajé, el comedor lo llevaba el ampa, y había una madre que se metió en la organización simplemente para diseñar el menú para sus hijos, en base a lo que les gustaba a ellos y lo que no”.
Samantha Biosca, tutora de ESO y bachillerato en una escuela privada de Barcelona ya desaparecida, también se ha encontrado con este tipo de padres guardaespaldas durante sus quince años como docente. “En varias ocasiones me han dicho, tal cual, que ‘no les iba bien’ que castigara a su hijo a quedarse un viernes por la tarde a recuperar deberes, porque se iba de fin de semana, o que no aceptaban que les hubiera confiscado el móvil en clase”. También recuerda como, en unas convivencias, cuando quiso enviar a casa a un adolescente al que pilló fumando porros, la respuesta del padre fue un contundente: “Ni se te ocurra. Mi hijo se queda. He pagado las colonias”. Este tipo de intervenciones, asegura, han ido aumentando en los últimos años. “Los niños son cada vez más intocables: saben que pueden hacer lo que les da la gana y que no les pasará nada, porque tienen detrás a sus padres, quienes los protegen de lo que sea. Se ha ido perdiendo el respeto por la figura del maestro: se nos ha ido desautorizando. La culpa siempre la tienen los otros”, lamenta. Una actitud que, comenta, no deja de ser sorprendente: “Porque los padres hoy están muy desorientados y algunos no tienen, literalmente, el tiempo de educar”. Y, aunque señala que muchos aún confían en el maestro, cada vez son más los que lo cuestionan, incluso con gran virulencia: “Y yo, como muchos otros docentes, estoy dispuesta a luchar para educar a los niños, pero los padres nos han de dar el poder para ello. Si nos desautorizan, si no vamos a la par… ¡Acabamos!”.
Para Samantha, quien se ha especializado en coaching para adolescentes, esta crianza hiperprotectora deriva en “niños tiranos” que, paradójicamente, lo tendrán difícil en la vida como adultos debido a la excesiva supervisión paterna. Ignasi también cree que el excesivo respaldo paterno es contraproducente porque, unido a la ya habitual falta de límites, produce personas que creen que ­tienen muchos derechos pero ningún deber, con el coste que ello implica para la sociedad.
Encima, los niños sobreprotegidos tampoco lo pasan bien durante la infancia. En parte porque tanta protección, tantos parachoques, hacen que los miedos los inunden, ya que no han tenido que enfrentarse a ellos. De ello da fe Cristina Gutiérrez Lestón, codirectora de La Granja Escola de Santa Maria de Palautordera: un centro de colonias a las faldas del Montseny especializado en educación emocional, por el que pasan cada año más de diez mil alumnos. “En los treinta años que llevo de profesión juro que nunca había visto tantos niños con tantos miedos. Nunca”, remarca. “En los últimos cinco años ha sido brutal. Hay miedos a todo y miedos fuertísimos, de parálisis: miedo a sacarse la chaqueta, a decir no, a decidir, a la comida, a los animales… También hay una acuciante falta de autonomía que veo que, como los miedos, está causada por la sobreprotección”. Sobreprotecciones como aquella niña a quien, descubrieron, su madre le daba el antitérmico Dalsy cada vez que le lavaba el pelo (para que no se resfriara) o el elevadísimo porcentaje de niños y niñas de segundo de primaria que todavía usan pañal por la noche porque, para los padres, “todavía no están preparados para sacárselo”.
Y los niños criados así, entre tantos algodones y amortiguadores, continúa Cristina, tienen “muchos miedos y muy exagerados: miedo a uno mismo, a no tener amigos, a perder, a cosas que te sorprenden: ¡Hay niños que no vienen aquí por miedo a que les pongamos para comer algo que no les guste!”. Son niños evidentemente sin autonomía, algo que en un futuro pasa factura: “Porque el miedo provoca que uno no pueda ser uno mismo y a partir de esto empiezan otros problemas más serios: la falta de identidad, la tolerancia cero a la frustración…”.
Cristina, que acaba de publicar un libro sobre educación, Entrena’l per a la vida (Plataforma), entiende el instinto de protección hacia los hijos. Es algo natural: la inseguridad, el miedo y las ansias de protegerlos son sensaciones que existen entre la mayoría de los padres. Sin embargo, esta pedagoga cree que es fundamental preguntarse quién va a educar al hijo o la hija, los padres o los miedos de los padres: “El problema es que no podemos esconderles las piedras en el camino porque las piedras están ahí; el mundo está lleno de dificultades”. Por ello, insta a los padres a que, “si hay piedras, se las enseñen”, y si el hijo o hija se caen, “miren cómo se cae y le ayuden a levantarse, pero que no impidan a toda costa que se caiga, porque en la vida hay que saber levantarse. Los padres tienen que saber que sobreproteger es desproteger”, concluye.
Sigue a la autora en twitter @EvaMilletEduca2
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Pedagogía del coraje

El miedo es una emoción básica y por eso, apunta Cristina Gutiérrez Lestón, es fundamental aprender a lidiar con él y distinguir cuándo nos protege y cuando nos destruye. Pero actuando como guardaespaldas de los hijos, no ayudándoles a enfrentarse con ellos (por miedo a que se frustren, fallen, se decepcionen…), esto no se consigue. En La Granja cada vez dedican más horas a enseñar a enfrentarse a los miedos, algo que para sus responsables es una variante más de la educación emocional. Sus métodos funcionan y Cristina cuenta feliz como más de un alumno les ha dicho, tras unos días allí, que ha dejado sus miedos en el bosque… “Al niño no podemos decirle que no tenga miedo y ya está, sino explicarle que entiendes lo que siente, porque los miedos existen, pero que hay una habilidad que se llama valentía que se puede entrenar. También es importante hacerles saber que el miedo, a menudo, es falta de información, por lo que es importante concretarlo”, explica. En este centro educativo se toma muy en serio lo que otro experto en tratar los miedos, José Antonio Marina, llama “el aprendizaje de la valentía”. El reputado pedagogo ha dedicado a este tema uno de sus últimos libros: Los miedos y el aprendizaje de la valentía (Ariel). Como en el libro de Cristina Gutiérrez Lestón, Entrena’l per a la vida, Marina ve urgente atajar los temores que van a entorpecer el desarrollo de los niños. Dos excelentes manuales sobre una nueva pedagogía: la del coraje, más necesaria que nunca.

Deu pautes per ajudar el teu fill a superar les seves pors

Avui volia compartir amb vosaltres un text que he trobat força interessant.

A vegades no ens adonem compte que les nostres pors són la pitjor herència que els hi podem deixar als nostres fills/es.

Jo des d'avui faig un propòsit de canvi.

...Les pors no son bones, o ...si?

De la pàgina web

Publicat per el 7 de maig del 2015.
Ilustración_miedo_infantil
Il·lustració: Kauê Oliveira (Escola Massana)
La por és una emoció que ens acompanya tota la vida i, en contra del que pugui semblar, cal donar-li les gràcies. Juntament amb la resta d’emocions primàries i universals com el fàstic, la sorpresa, la tristesa, la ira i l’alegria, té una importantíssima funció adaptativa. Gràcies a la por, el cervell pot enviar senyals al nostre cos que es coordinen per respondre davant una alerta i permetre’ns, així, donar una resposta eficaç per poder seguir vivint. En definitiva, la por ens protegeix.
En el casa dels nens, les seves pors són fruit de l’educació, la sobreprotecció, els models de conducta, les interpretacions que el propi nen fa de les seves activitats i els missatges que rep de l’exterior. Aquestes pors poden evolucionar i no ser adaptatives, i poden perjudicar i afectar les seves diferents àrees de desenvolupament.
Del nadó a l’adolescència, les pors infantils van evolucionant i transformant-se. D’aquesta manera, ens podem trobar amb pors d’orígens molt diversos:
·Sorolls forts (veus, cops de porta o caiguda d’objectes).
·Que el deixis anar i perdi equilibri.
· Persones que no coneixen.
· Objectes que apareixen bruscament.
· Animals, independentment de la mida (gossos-mosques).
· Les màscares.
· La foscor.
· Caure.
· Éssers sobrenaturals (fantasmes, bruixes, monstres).
· Les tempestes i altres fenòmens climàtics.
· Practicar alguna activitat, com anar en bici o baixar pel tobogan.
· La mort.
· La separació dels pares, molt comuna a totes les edats.
· Els metges (o la sang i les injeccions) i, sobretot, el dentista.
· Els canvis.
· Fer el ridícul.
· Suspendre.
· Lesionar-se.
· Aspecte físic.
· Tot allò relacionat amb la inseguretat pròpia de l’etapa de l’adolescència.
Quan la por no evoluciona de forma eficaç i limita la vida del nen i adolescent, sorgeixen problemes que boicotegen el dia a dia.
Tanmateix, com s’originen les pors infantils?
Totes les persones portem programada la por de sèrie: és als nostres gens. En realitat, és una resposta natural que ens permet de fugir o defensar-nos en moments d’amenaça. Gràcies a la por, quan veiem algú que identifiquem com a amenaçant, ens posem en estat d’alerta per poder reaccionar si fos necessari.
Aquesta resposta és eficaç. Però tenir por a tots els estranys, o a cultures o ètnies diferents, és una por absurda que ens distancia i ens fa perdre oportunitats enlloc de permetre que visquem en una sana convivència. D’aquesta manera, si inculquem aquest tipus d’idees als nostres fills, s’educaran sota la discriminació i els prejudicis, amb pors que són inútils i que els limiten. Per tant, els adults hem de vigilar determinats comportaments i reaccions que creen pors en els nens o els condicionen perquè fan que siguin majors o més sostingudes en el temps. En definitiva, són pors que els nens no haurien desenvolupat si estiguessin en una altra família.
La por, per tant, s’educa, es copia i es contagia. Així, els pares més ansiosos, temorosos, porucs i sobreprotectors crien nens porucs i insegurs, amb baixa autoestima i poca iniciativa per temors infundats perquè els anticipen situacions catastròfiques i conviuen amb la tensió.
Els nens, de fet, poden aprendre a tenir por per imitació, i, si veuen que la seva mare es tensa, els agafa fort la mà i creua la vorera cada vegada que veu un gos, interpreten que els gossos són perillosos. Així, quan es troben sols i veuen un gos, és possible que plorin desconsoladament sense saber què fer. A més, cal tenir present que les emocions que el nen percep dels seus cuidadors condicionaran o modelaran les seves interpretacions o conductes, desenvolupant amb ell una personalitat amb més o menys pors.
En aquest sentit, el “No!”, “Para!”, “Quiet!” o “Compte!” estan molt bé quan la situació és alarmant, però si s’abusa d’aquestes expressions, el nen acaba concloent que el món és un lloc perillós per viure i això afavoreix relacions de dependència i d’indefensió, ja que el més normal és que els nens porucs no vulguin fer coses sols. Serien, per tant, pors injustificades i inculcades a cop d’ensurt que impedeixen que siguin autònoms.
A aquest tipus d’educació poden sumar-s’hi experiències personals que generen por, com un ensurt en la foscor; una onada que el desestabilitzi al mar; un gos que, mostrant alegria, el fa caure a terra, o un accident amb la bici, per mencionar alguns exemples possibles. Tot això va creant una motxilla d’experiències traumàtiques que, unides a la sobreprotecció, conformen una personalitat insegura i poruga.
Com podem educar emocionalment la por infantil?
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La por als metges és freqüent entre els nens. Foto: serpadres.com
1. Respecta i no ignoris aquesta emoció. El teu fill necessita tranquil·litat i paraules que mostrin que l’entens, que l’ajudaràs i que no estarà sol. Si alguna cosa ens ha ensenyat la intel·ligència emocional és que la gestió d’emocions és clau a la vida.
2. No esperis que el problema es desbordi i limiti la vida del teu fill per acudir a un professional. Parla amb naturalitat de les pors i no sobreprotegeixisles seves reaccions davant seu, perquè així reforces aquesta actitud.
3. No el ridiculitzis amb un “demà tots es riuran de tu”, ni te’n burlis dient-li “no et fa vergonya, grandet com ets?”, o l’etiquetis de “covard”, “poruc”, ni el comparis amb els seus germans o amics amb frases de l’estil “en Pere no té tanta por com tu” o “Aviam si n’aprens, de la teva germana”. Es diuen amb la intenció d’ajudar i motivar, però el que s’aconsegueix és debilitar l’autoestima del nen i que se senti sense recursos.
4. No dramatitzis les seves porsperquè són part del seu desenvolupament evolutiu. Explica-li que tu també vas tenir por al mateix quan eres petit i digues-li que és normal. Això els tranquil·litza, recorda-li que el pare o la mare són les seves figures de referència i els seus ídols.
5. No el castiguis per haver tingut por. La por és una resposta involuntària que fa que lluitis, fugis, o et quedis paralitzat. No hi ha intenció, en la por. Castigar una reacció que és incontrolable els farà generar més por i frustració. El que és controlable és treure dramatisme a la por, donar-los una explicació i recolzar-los, però no la pròpia reacció del cos.
6. Anticipa’t i treballa perquè sigui una persona segura. Visualitzeu situacions i parleu de com li agradaria reaccionar: així es prepara el seu escenari. En el cas de la foscor, per exemple, pots jugar de dia baixant les persianes. Això l’ajuda a familiaritzar-se amb la situació. Ensenya-li també estratègies de relaxació i control respiratori, són eines necessàries per a la seva vida infantil i adulta.
7. Comença un diari de les seves pors i proposa-li de continuar-lo quan sàpiga escriure. Recordeu junts les seves pors passades i que anoti com va superant les presents i les seves fites. Així anirà interioritzant la seva evolució i la seva capacitat de superació, necessària per a la vida.
8. No evitis les seves pors. Per superar-se, ha d’enfrontar-s’hi a poc a poc i en companyia de les persones que li donin seguretat, i el que fas està condicionant patrons futurs. És a dir, no li tapis les oïdes amb les tempestes, ni creuis el carrer quan s’apropi un gos. Però tampoc facis el contrari i el forcis a tocar l’animal o el llancis a la piscina perquè perdi la por a l’aigua definitivament. Accepta que cada persona té un procés.
9. Fomenta la comunicacióper parlar de les seves pors. El fet d’expressar-les ja l’està ajudant a enfrontar-s’hi. Fes servir la creativitat i no només les paraules: mireu llibres, contes, vídeos o pel·lícules, i creeu històries que tractin la seva por per familiaritzar-s’hi i treure-li la seva força.
10. Reforça tota conducta o petita fita que vagi aconseguint, no t’esperis al final. Al llarg del camí tots necessitem el suport i la força dels altres.
Quan les pors persisteixen i condicionen la vida del menor en el seu entorn familiar, escolar o social, les anomenem por irracionals i poden desembocar, per exemple, en fòbies específiques o en trastorns d’ansietat que empitjoraran la salut del teu fill i que requeriran la intervenció d’un professional. Per evitar-les, doncs, és important que acompanyis el teu fill en les seves pors; per fer-ho, hauràs de recórrer a la teva intel·ligència emocional però, a canvi, aconseguiràs que els teus fills creixin sans i feliços.

27/5/15

Decalógo para tener más paciencia con nuestros hijos

Comparto el artículo del diario ABC. Son cosas evidentes que las cargas diarias no nos dejan ver...aquí una recopilación.


Artículo de Laura Peraita
Día 26/05/2015 - 02.14

Con demasiada frecuencia los padres descargan con los hijos el estrés del día, sin darse cuenta de que ellos son niños

Las mujeres, sobre todo aquellas que trabajan y llevan en su mochila los problemas laborales del día, reconocen que viven la vida a mil por hora, que no les da tiempo a llegar a todo. Los hombres también se quejan de que las horas del reloj pasan demasiado rápido, lo que aumenta su sensación de estrés. Lo peor de estas situaciones es que muchas veces, cuando llega el momento de entrar en casa y disfrutar de los hijos, aún quedan muchas cosas por hacer: los deberes, los baños, la lavadora, la cena... Seguro que la historia les suena.
Los expertos en relaciones familiares apuntan que cada vez reciben en consulta más preguntas sobre cómo ganar en paciencia porque los padres y madres en vez de disfrutar de sus hijos, pierden los nervios si los pequeños no son obedientes y no les ponen las cosas fáciles para tener una mayor tranquilidad en el hogar.
La paciencia, entendida como la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse (tal y como enuncia el DRAE) es un tesoro que muchos padres desearían poseer.
Cristina García, pedagoga, educadora y autora de la Guía «El método de la paciencia con hijos» de EduKame.com, explica que se puede ganar en paciencia si entendemos, en primer lugar, que nuestros hijos o hijas son pequeños. Esta especialista también recomienda tener en cuenta los siguientes diez puntos:
1. Hacen cosas de niños. No son personas adultas y, por tanto, hacen cosas de niños como no obedecer a la primera, querer tocar lo todo, cuestionar la autoridad de los padres, querer jugar sin parar para comer o dormir, decidir qué abrigo ponerse aunque sea verano, etc.
2.Necesitan nuestra atención. A cualquier hora del día (si es de noche se pierde más la paciencia) y en cualquier lugar: en la calle, en casa, en la bañera, mientras yo hablo por teléfono o cocino, etc.
3. Sus necesidades son diferentes a las nuestras. Mientras yo necesito descansar de un día agotador, mi hijo necesita la atención de su madre y padre: ya sea jugando o preguntando, con mimos o con regañinas, si todo lo demás falla.
4.Merecen respeto. Tratarles mediante ejercicios de sumisión (cachetes, humillaciones, castigos y gritos) hace que se sientan inferiores ahora y en el futuro.
5. No tienen prisa. Ni en comer, ni en vestirse, ni en caminar, ni para llegar a ningún sitio, ni en crecer. La prisa es de los adultos. ¡Prisa para todo; hasta para amar! Cuánta más prisa, menos paciencia.
6. No necesitan hacer muchas cosas. Ellos simplemente necesitan hacerlas y a su ritmo. En cambio los adultos, sí. Cuánto más cosas por hacer, más estrés y menos paciencia.
7. ¿Necesitan hacerlas bien? No es cosas de niños hacer las cosas bien. Sí es cosa de padres exigir o esperar que las hagan bien: obedezcan a la primera, ordenen, jueguen sin alboroto, comprendan a los hermanos, se lo coman todo, se duchen sin protestar, hagan bien sus deberes, etc.
8.Solicitan nuestro tiempo. Los hijos necesitan de nuestro tiempo y dedicación, pero cuando no lo tenemos en cuenta, nos hace perder la paciencia.
9. Requieren amor incondicional. La paternidad es amor incondicional, que seguro practicas cuando tu hijo te sonríe con esa carita tan linda. También es la misma carita linda de quien te hace perder la paciencia y gritarle o exigirle.
10. Les necesitamos. Nosotros necesitamos también a nuestros hijos. Abrir nuestro corazón, jugar, cantar, danzar sin por ello perder nuestra parte de adulto responsable que se vuelve más flexible, amoroso y sin exigencias.

12/5/15

12 maneras de fomentar la autoestima infantil

Hoy en día, donde la competividad esta a la orden del día, las prisas el llegar el primero y ser el mejor esta de moda, nos perdemos muchos momentos y valores por el camino.

Si nos tomamos un tiempo de reflexión de lo que vivimos y lo que queremos transmitir a nuestros hijos nos damos cuenta que los valores no se deben perder nunca.

Hoy he conocido un post que quiero compartir con todos y espero que nos ayude como padres a fomentar la autoestima a nuestros hijos para tener en el futuro unos adultos equilibrados.

 

Comparto el texto extraido del blog  "La mente es maravillosa" 

La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras
Jean-Jacques Rousseau

Estamos tan obsesionados por crear la burbuja del bienestar adulto que se nos ha olvidado la importancia de sembrar la autoestima en nuestros niños.

Es muy importante que nuestros pequeños crezcan en un mundo de adultos equilibrados, pues será lo mejor que les podamos transmitir. Sin embargo, si nos paramos a pensar sobre esto, no nos costará mucho darnos cuenta de que hacemos que nuestras carencias sean visibles.
Así es que los niños, como los animales, perciben nuestros miedos e inseguridades y las hacen suyas con gran facilidad. Ante este panorama, lo cierto es que debemos de esforzarnos porque esto ocurra en menor medida. Pero, ¿cómo podemos hacerlo?
En primer lugar teniendo en cuenta que somos su mejor ejemplo a seguir, por lo que debemos fomentar nuestro autocuidado. En segundo lugar con nuestra forma de actuar y de tratarles, así como en los valores que les inculcamos, es decir, en cómo los educamos.
No queremos niños que tengan que ser perfectos porque no queremos cultivar la soberbia; queremos niños que se quieran y confíen en sí mismos y en su potencial. A continuación os damos 12 claves que no fallarán:

1-Es importantísimo tenerlos en cuenta y dedicarles nuestro tiempo de manera exclusiva.


Debemos considerar lo que el niño nos solicita y nos reclama. Además, si estamos paseando con ellos no deberíamos de ir mirando nuestro teléfono móvil, pues el niño nos dedicará miradas y momentos que nos perderemos.

2-Corrige sus errores pero desde el cariño.


Sin gritos y con paciencia, el niño es una esponja que absorberá lo bueno y lo malo. Hazle entender que aprendéis juntos y que el intercambio es mutuo.

3-Fomenta su autonomía dándoles responsabilidades.


Déjales tomar pequeñas decisiones en cuanto a sus relaciones o hábitos diarios. Por ejemplo, pueden cocinar contigo o preparase ellos su almuerzo, ayudarte a secar y recoger los platos, poner la mesa, elegir la ropa que se quieren poner…

4-No les compares.


Ni con sus hermanos ni con sus amigos. No compares a un niño con nadie, y tampoco lo hagas con adulto. Nadie es mejor ni peor que nadie, todos somos diferentes.
Captura

5-No le etiquetes como “torpe”, “malo”, “tonto”.


Esto no ayuda para nada a crecer con un autoestima saludable. Cuando el niño haga algo mal hay muchas maneras de decírselo: no está bien que pegues a tus hermanos, no tienes que romper los juguetes o tenemos que trabajar bien las mates.

6-Tampoco lo hagas como “listo” “bueno” o “inteligente”.


El niño no comprenderá en qué se fundamenta que te refieras a él de esa forma. En su caso, puedes decirle: qué bien has hecho las tareas, qué bien has recogido o me encanta verte pintar. Es decir, juzga sus comportamientos pero no a los niños.

7-Establece unos límites claros y sé consistente con ellos.


Es decir, si no recoges tus juguetes no iremos al parque; el niño querrá negociar esto pero no valen medias tintas, si le has puesto una condición razonable tienes que hacerla valer, pues de lo contrario no se lo tomará en serio. Firmeza.

8-Valora el esfuerzo, no los resultados.


No te centres en si ha sacado un sobresaliente o un aprobado, lo importante es que el niño haya sido constante y se haya esforzado, refuerza esto.

9-No exageres tus halagos y sé concreto.


Esto es, dile lo que ha hecho bien y porqué te ha gustado para que el niño sepa lo que te agrada. Has recogido muy bien tus coches de juguete y los peluches es sustancialmente diferente a Eres muy ordenado.
Es importante que comentes con otras personas ante el niño sus logros y su esfuerzo, pues le hará sentir útil e importante.

10-Valida sus emociones.


Si el niño llora es probable que se haya hecho daño, dale la importancia que tiene. Evita decirle: ¡No pasa nada! Sí que pasa, algo le hace sentir mal y es importante que le demos la relevancia pertinente.

11-No le sobreprotejas, fomentarás la inseguridad y la dependencia.


No hagas guardia y los vigiles a cada rato, pues generarás niños burbuja. Los niños no se rompen y necesitan una dinámica que les genere oportunidades para desarrollarse de forma constante, no para estancarse.

12-Reserva momentos para cada uno de los niños que tengas alrededor.


Intenta buscar un espacio individual para cada uno, pues el hecho de ser importantes y protagonistas durante unos minutos o unas horas es muy reforzante para ellos. Haciéndolo les muestras que para ti es clave dedicaros el uno al otro de vez en cuando, importándote cómo se siente y buscando generar novedosos intercambios.

13/11/14

¿Hacemos bien sobreprotegiendo a nuestro hijo?

Cuándo eres madre te das cuenta que todo lo que podrias haber estado en desacuerdo referente a educación hacia un hijo (claro esta que el de otro) ...con los años lo acabas haciendo con el tuyo.

Y me explico. Hace años cuándo mi hermana tuvo a mi sobrino (guapisimo, cariñoso y amor de sobrino Aleix), admiraba como le cuidaba, los mimos que le daba y el amor que profesaba hacia el...aunque por otra parte criticaba que lo sobreprotegiera en exceso...

Si se ensucia, ya se lavara. Si se cae, ya se levantara por si solo, Si quiere un juguete, (cuándo ya era más mayor), que haga algo por conseguirlo, recoger su plato de la mesa cada dia, bastaria.

Hoy que soy madre caigo en las mismas casillas del juego..lo sobreprotejo..y entiendo el porqué, que es lo más importante...somos MADRES!!

Proteger esta bien...sobreproteger no les ayudamos a ser seguros. Que difícil es llegar a separar una cosa de otra.

Hoy os comparto este artículo, extraido del DIARIO DEL BEBÉ, por si os puede ayudar, como a mí en algún aspecto de la crianza de vuestros tesoros.

   

Padres sobreprotectores, hijos inseguros e infelices


Muchos padres creen que la mejor forma de educar a sus hijos es a través de la sobreprotección. Sin embargo, la psicóloga infantil Silvia Álava Reyes ha manifestado en el nuevo libro ‘Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron’ que los niños que reciben ese modelo de educación desarrollan menos competencias emocionales, como la tolerancia, son más inseguros, tienen menos habilidades, es más probable que sean víctimas de acoso y a la larga son más infelices.


“Los padres a menudo cometen el error de asumir parte de la responsabilidad de sus hijos, les resuelven todos los problemas y no les dejan hacer las cosas que ya están preparados para hacer, lo que da lugar a la pérdida de autonomía del niño”, ha agregado la psicóloga.


El libro abarca la franja de edad comprendida hasta los seis años. “Los primeros años en la vida de los niños son fundamentales, tanto para su posterior desarrollo cognitivo, como en la parte emocional”. Por tanto, la inteligencia emocional de los hijos hay que trabajarla desde que son muy pequeños.


El manual recoge consejos claros y concretos además de herramientas y técnicas para ayudar a los padres a enfocar y resolver el día a día con sus hijos. Asimismo, la autora hace especial hincapié en que los padres, además de preocuparse de formar a sus hijos, se ocupen de transmitirles valores que “la sociedad está perdiendo”, como la honestidad, la tolerancia, el perdón, la compasión, el esfuerzo, entre otros.


EDUCAR A LOS HIJOS SIN GRITOS Y SIN DESGASTE EMOCIONAL


En sus páginas se recogen, en orden cronológico, las situaciones a las que se enfrentan los padres desde el nacimiento del bebé hasta los seis años. Esta obra ofrece las claves para educar a los hijos “sin gritos, llantos y sin el desgaste emocional tantas veces sufrido por padres y niños”.


Además, Álava ha destacado que hay que evitar errores tan extendidos como actuar de “poli bueno” y “poli malo”, consiguiendo así educar “en la misma línea” y con un “objetivo común”. La educación “no se delega” y ambos padres son responsables de la educación del niño.


En otra de las secciones del libro, la psicóloga habla sobre el establecimiento de límites y normas en la educación de los hijos. Así, critica que cuando los niños no tienen normas y límites “están muy perdidos, no saben qué es lo que tienen que hacer, qué es lo que se espera de ellos, y tampoco saben qué camino deben elegir”.


Además, ha subrayado que uno de los errores más cometidos entre los padres es pedirles a los niños que hagan “cosas que los adultos no hacen”, teniendo en cuenta que la principal fuente de aprendizaje de los niños es el modelado -copian a sus adultos de referencia, que principalmente son sus padres-.


Por otro lado, trata también uno de los temas de gran actualidad: si los dos trabajan, ¿quién se queda cuidando al niño?. Álava expone las claves de esta elección, teniendo en cuenta que la obligación de educar y atender al niño “es una cuestión de los padres”. Los abuelos podrán ayudar, pero “no se les puede delegar la educación de los hijos”, ha sentenciado.




MOSTRAR LA ANGUSTIA A LOS HIJOS EN SU PRIMER DÍA DE COLE, GRAVE ERROR


El día que los niños comienzan el colegio es duro tanto para ellos como para sus padres, ya que sienten incertidumbre e inseguridad sobre cómo se adaptará el niño a su nueva rutina. Tanto es así, que muchos padres “transmiten a su hijo su sensación de pena y angustia”, lo que hace que éste lo pase peor. “Pasa lo mismo con llevarles exageradamente abrazados. Los niños perciben esa intranquilidad y se contagian”, ha aseverado Álava.


Por su parte, la práctica del castigo a los hijos está presente en uno de los capítulos. La experta explica que los niños tienen que saber que “las cosas que ellos hacen tienen sus consecuencias”. Así, cuando haga bien todo tiene una consecuencia positiva -ver un rato la televisión o coger su juguete preferido-, lo que en Psicología recibe el nombre de refuerzo positivo. En cambio, cuando su conducta sea negativa, los padres “pueden optar por no prestarle atención durante un rato”.


“Algo que hacen mal los padres es imponer castigos de larga duración, que en muchas ocasiones no son capaces de llevar a cabo y pierden la credibilidad”, ha criticado. “Lo mejor es fijar consecuencias inmediatas sobre la conducta del pequeño”, ha añadido.

 

A LOS NIÑOS LES TIENE QUE COSTAR CONSEGUIR SUS JUGUETES



La sociedad de consumo presiona mucho a los niños a través de campañas de márketing, pero los padres “deben intentar no dejarse llevar por esto”. Cada vez tienen más juguetes “pero no por eso son más felices”, ha asegurado la especialista añadiendo que “a los niños les tiene que costar conseguir sus juguetes y deben aprender a valorarlos”.


Asimismo, los niños de hoy en día son nativos tecnológicos, “pero no podemos olvidar las bondades de los juguetes tradicionales, que favorecen otras áreas que no se desarrollan con los videojuegos, por ejemplo”, ha concluido.

8/10/14

Enseñar a tu hijo a identificar un extraño

Por muy extraño que parezca el título, nada esta de más si es por educación ligada de seguridad en nuestros pequeños.

Hace tiempo que buscaba algún artículo que hablara por manos de un experto del tema y creo que he acertado con este que me recomendó una mami.

Es de la sociedad FAROS de Sant Joan de Déu de Barcelona y de la que os transcribo literalmente para que tengais conocimiento, creo que son muy buenos consejos.

Enseña a tus hijos a identificar y cómo esquivar a personas extrañas | Faros HSJBCN

Enseña a tus hijos a identificar y cómo esquivar a personas extrañas



10/06/2014
Los niños ven personas desconocidas todos los días en las tiendas, en el parque y en sus barrios. La mayoría de ellas son personas normales y agradables, pero algunas pueden no serlo. Aprende cómo enseñar a tu hijo a identificar a aquellas personas y situaciones que pueden ser peligrosas.

¿Quién es extraño y quién no?

No todos los extraños implican un peligro y, por ello, es importante que los niños aprendan a identificar a aquellas personas desconocidas a las que deben evitar y de cuáles no tienen por qué dudar.
Si en algún momento necesitan ayuda también tendrán que acudir a un desconocido; por ejemplo, si se han perdido, si otro niño los quiere pegar o si alguien los persigue. Por ello, deben entender que no todos los extraños son malas personas y que con ciertos desconocidos sí se puede confiar.

¿Con qué tipo de extraños se puede confiar? 

Si algún niño necesita ayuda, ¿a quién debe acudir?
En primer lugar, enséñale que debe buscar a una persona con uniforme, especialmente policías, guardias de seguridad, bomberos o empleados de alguna tienda. Si no encuentra a nadie con uniforme, puede acudir a mujeres, personas con niños o gente mayor, y siempre es recomendable que lo haga en lugares públicos. De la misma manera, muestra a tu hijo dónde están las casas de amigos y familiares y las tiendas y restaurantes del vecindario a dónde puede acudir si necesita ayuda. También es recomendable que haga uso de su sentido común y evite a personas que le hagan sentir incómodo.
Por otra parte, es común entre los niños desconfiar de aquellos desconocidos con un aspecto malvado o aterrador; los pequeños tienden a pensar que las personas malas se parecen a los villanos de los dibujos animados, cuando no es cierto. Como padres, hay que explicar a los niños que se deshagan de esta idea y no juzguen a las personas por su apariencia, sino por sus acciones. Los pequeños deben entender que la mayoría de personas peligrosas, especialmente los abusadores y los secuestradores de niños, parecen normales y amigables.
Es de vital importancia enseñar a los niños a reconocer aquellas situaciones potencialmente peligrosas. La mejor manera de proteger a tu hijo es que aprenda a reconocer los signos de advertencia y los comportamientos sospechosos. Indícale que debe sospechar y pedir ayuda inmediatamente cuando un desconocido:
  • Le ofrece ir a dar un paseo o una vuelta en coche.
  • Le ofrece un regalo como golosinas o juguetes.
  • Le pide desobedecer a sus padres o hacer algo sin permiso.
  • Le pide ayuda para algo (para buscar a un perro perdido, por ejemplo).
  • Le pide guardar un secreto.
  • Le intenta tocar las partes íntimas o le pide que le toque las suyas.
  • Le hace sentir incómodo de cualquier manera.
Si cualquiera de estas situaciones ocurre, asegúrate de que tu hijo sigue estos 4 pasos:
  1. Decir No
  2. Huir del lugar
  3. Gritar lo más fuerte posible
  4. Explicar a un adulto de confianza lo que le ha ocurrido

Prevenir los encuentros con personas extrañas

Además de asegurarte de que tu hijo aprende estos consejos, también puedes aplicar las siguientes precauciones para ayudarle a mantenerse alejado de los peligros:
  • Saber dónde está en todo momento. Asegúrate de que te informa y pide permiso cuando vaya a alguna parte.
  • Señalarle los lugares más seguros. Muéstrale los sitios para jugar y los caminos del vecindario más seguros.
  • Aconséjale que confíe en su instinto. Aunque no tenga explicación lógica, si tu hijo no tiene un buen presentimiento sobre una persona o situación, es mejor que se aleje.
  • Anímale a jugar en grupo. Siempre es recomendable y más seguro que los niños jueguen en grupo y estén acompañados de otros niños.

Encuentro de extraños online

Hoy en día, también es importante enseñar a los hijos cómo detectar los peligros, especialmente durante la adolescencia. No sólo en persona, sino también en Internet. En general, debe aplicarse el mismo criterio que en la vida real. En cualquier caso, aconseja a los chicos que siempre sigan estas indicaciones para navegar de forma segura:
  • Recuérdales que sus acciones en Internet también tienen consecuencias en la vida real.
  • Diles que limiten el tipo de información que comparten, especialmente que no publiquen sus datos personales y que no mantengan conversaciones de tipo sexual con extraños.
  • Fomenta los buenos modales también en Internet.
  • Limita el acceso a sus perfiles. La mayoría de redes sociales y chats cuentan con opciones de privacidad que, por ejemplo, pueden limitar la lista de ‘amigos’ solo a gente que realmente conozcan.
  • Habla con ellos sobre lo que hacen en Internet. Es importante saber qué publican y con quién se comunican.
Referencias bibliográficas:
What to Teach Kids About Strangers. National Crime Prevention Council, 2014.
How Can I Teach Kids to Be Smart About Strangers? Questions & Answers. KidsHealth, 2013.
Niños y redes sociales en internet. Alerta en línea, 2011.
Etapa: 




La regla d'en Kiko

Avui us volia fer arribar un document que em sembla prou serio i necessari per fer-li una ullada amb els vostres petits/es.

Desprès dels casos de pederastia i abusos a menors no puc menys que compartir amb vosaltres aquest conte que m'ha vingut a mans.  Un conte imprescindible "La Regla d'en Kiko"

No cal que ens mengem molt el cap i ens castiguem...que ja prou ho fem, encara que no està de més fer-lis unes recomacions, al meu parer és una part de la seva educació que ens correspon.



Una abraçada a tu que estàs ahi.

Montse

Que whasapeas..??


¿Quien no esta en un grupo de whasap del cole de su hijo?
Hoy en dia hacemos uso de las TIC para muchas cosas...y como no, para cualquier cosa que como madres nos pueda ayudar a estar más cerca de nuestro hijo, cuándo no podemos .
El whasap puede ser muy esclavo, pero también un buen amigo si se utliza con cabeza y bien.

Antes era el café de las mamis, hoy con el estrés de los horarios...és el GRUPO DE WHASAP!!
Organizar un cumpleaños, preguntar si se ha de llevar bata, quien perdió un jersey, ...todo es bueno en su justa medida...
Pero por favor no nos salgamos de ahi,,,criticar, insultar o dudar de que nuestros hijos esten en buenas manos en su colegio donde hemos dispuesto su educación como la mejor opción, no vale.
Pero en algunas ocasiones, estos grupos son también escenario de discusiones de pareja, peleas entre familias , dudas  contra el profesor o el centro.
 No debemos entrar, si fuera el caso, en ese juego...actuemos con cabeza y utilizemos las TIC para nuestro bien y el de los nuestros.
Comparto con vosotros este articulo de Marga Cabrera donde refleja, con una pincelada de humor, lo que hoy viene siendo nuestro pan de cada dia en cualquier grupo de mamis...
Un saludo !
Montse


El día que las madres descubrieron los grupos de Whatsapp

Por Marga Cabrera ( @@MargaTwita )
Desde que existen los grupos guasapeadores hay un nuevo mundo de comunicación extraescolar en el que los hijos no participan y donde las madres son las reinas (no me pregunten por qué generalmente ignoran a los padres). Y pobre de aquella familia que no esté en el grupo, pues queda desinformada, desactualizada y fuera de juego. «Mi hijo se ha olvidado la agenda, ¿podéis enviar foto de las tareas? ¿Qué libro hay que comprar? ¿Los deberes son para mañana o para el jueves?????? ¿Qué ha pedido el profe de música? ¿La profesora no ha venido solo porque le dolía la garganta? ¿…?».
Para los que no lo conozcan, dícese de grupo en Whatsapp donde están todas las madres (y algún padre o abuela) de la clase de tu hijo/a donde se comenta desde los deberes hasta la mayor de la chorradas; elemento que sirve para desahogo de madres aburridas; sistema para poner a caldo al profesor, al colegio o a la madre que no participa; dispositivo para compartir fotos de libros de texto o de la última cena de madres; espacio colaborativo donde publicar el 100% de las memeces que circulen por la red.
Existe un grupo de Whatsapp por cada clase, siempre hay una madre-empollona que se ofrece a crear el grupo al inicio de curso, o a actualizar las altas y bajas. Si tienes tres hijos, pues tienes tres grupos. Si tus hijos van a actividades extraescolares, súmale grupo por cada actividad e hijo: inglés, música, natación… con lo que podemos tener de media unos dos grupos por hijo.
Mucho cuidado con meter la pata, porque no te lo perdonarán, hay que saber en todo momento en qué grupo estás y con quién hablas… y podríamos pensar que es mejor callar, pero la que calla también es criticada, es la que pasa a ser la mamá-mirona, lo lee todo y no participa, «ya ves tú, para eso mejor que no esté». Y si participas, también entras a formar parte de la gran familia, no importa lo que hagas, hay una reina para todo:
La mamá-metepatas, no se entera de nada y pregunta las cosas que ya se han resuelto 50 mensajes más arriba. Si leyera… –ups, perdón, es que hoy he tenido 2 reuniones de trabajo y no he estado pendiente¬.–
La mamá-faltas, esa mamá que cada cosa que escribe es una patada al diccionario, y sin complejos, hay ba ella orguyosa de su forma de escrivir sin ser consciente en ningún momento de su reputación.
La mamá-vaga, que por no preguntar a su hijo lo pregunta TODO en el grupo.
La mamá-sobrada, cuyo retoño hace siempre todo bien y aconseja a las demás para que puedan tener un hijo tan fantástico como el suyo.
La mamá-espía, la que pregunta si alguien sabe si su hijo se come el bocadillo en el recreo o si le ha dejado la novia.
La mamá-cotilla, aquella que comenta quién está enamorado de quién, o cuelga la foto del profesor disfrazado de hace 15 años, aquella que encontró al buscar el nombre en Google porque estaba aburrida, mientras conocía y compartía la vida y milagros del docente.
El papá-molón, siempre hay alguno, un hombre en la pandilla que participa y quiere ser el más gracioso.
La abuela-paratodo, esa pobre a la que le toca la intendencia de los nietos y se actualiza para no quedarse atrás e incluso intenta ser una más en el grupo. Aunque nunca dejará de ser la «abuela de», y además criticarán a la madre por no ser ella la que gestiona la responsabilidad de la comunicación extraescolar.
La mamá-borrego, no suele opinar ni preguntar, está ahí para que nadie la critique, a veces participa con un «ja ja», nadie sabe realmente qué opina ni si piensa.
La mamá-emoji, esa que ha descubierto los emoticonos y los utiliza compulsivamente!!!!!!!
La mamá-dobleidentidad, nunca habla en la vida real y en el grupo es la más animada de la fiesta.
¿Se te ocurren más? Podría no parar, y es que los grupos de madres dan mucho juego. Incluso podríamos ponerle instrucciones de uso:
«Bienvenido al grupo de 2º C 2014/15, se aconseja quitar las alarmas de mensajes para no ser distraído cada 5 minutos, leer al menos 3 veces al día para no perder comba. Si no desea ser altamente criticada debe participar, aunque sea con un “jaja” cada 8 horas. Si no quiere que cuestionen su nivel cultural utilice el corrector ortográfico y siempre podrá echarle las culpas. En caso de problemas utilice una carita sonriente o la flamenca.
Y recuerde, si abandona el grupo: lo sabremos…».
@Mamaimperfecta

23/9/14

Ayudemos a nuestros hijos a practicar deporte disfrutando y siendo felices, no hace falta ser los mejores!



¡Usted es su padre, no su entrenador!

 

Los niños practican deportes por diversión. Olvidar esta máxima y generar presión en los hijos es el mejor camino para conducirles a que lo abandonen


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 “Me siento triste cuando mi padre me regaña después del partido. Me dice que no he jugado con intensidad, que así no seré nunca un jugador de Primera División, que fallo en los pases porque me falta concentración. Y mi madre le apoya. Dice que juego como si no me importara ganar. También me echan en cara que se gasten dinero en mí y que me dedican muchas horas llevándome y recogiéndome del fútbol. A mí me gusta jugar al fútbol, me gusta aprender cosas nuevas, dar un pase de gol, estar con amigos, ganar, pero tampoco me importa mucho perder, porque eso es lo que nos dice el míster. Pero últimamente ya no disfruto, vengo a jugar los fines de semana nervioso, pensando que si no le gusto a mi padre, lo oiré gritar desde la banda, me dirá que me mueva, que espabile, y a veces me siento tan nervioso que no sé ni por dónde va el balón. Si vale la pena seguir viniendo cuando ya no disfruto. Pero si decido no jugar más, también les voy a decepcionar”. 

Son muchos los padres y madres que acompañan a sus hijos a los partidos, competiciones y entrenamientos. Se sientan en la grada, observan, les dan directrices y se involucran en el deporte de sus hijos como si ellos fueran los que dirigen. Existen diferentes especímenes de padres y madres.
Los que asumen papeles positivos. Son aquellos en los que el interés del padre está en que su hijo disfrute de lo que hace.
Habla cuando estés enfadado y harás el mejor discurso que tengas que lamentar”
Ambrose Bierce
El padre taxista. Acompaña a su hijo, le deja en el entrenamiento, le recoge. Suele ser un padre al que los deportes le gustan bastante poco, pero le interesa que su hijo sea feliz.
El padre positivo. Anima, refuerza, se preocupa por cómo han ido los partidos. Le transmite entusiasmo sin presión. Felicita al chaval por el mero hecho de jugar y entrenar.
El padre involucrado. Le gusta participar en las decisiones y propuestas del club. Se interesa por la formación de los chavales o porque el centro obtenga ingresos. Este tipo de padres son activos en la divulgación de valores en el club y participan con cualquier acción que pueda mejorarlo.
Existen otros papeles, los negativos. Son aquellos en los que el comportamiento del padre influye negativamente en su hijo, generándole presión, exigiendo resultados y poniendo unas expectativas por encima de lo que el entrenador o el club esperan del niño.

En buena línea

 
Ilustración de João Fazenda
CITA
“Lo más importante del deporte no es ganar,
sino participar, porque lo esencial en la vida
no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo”
Barón Pierre de Coubertin

VíDEOS
‘L’equip petit’  Roger Gómez y Dani Resines
‘Seis contra seis’  Marco Fettolini y Miguel Aguirre
con Pepu Hernández (exseleccionador nacional de baloncesto)


EN QUE GRUPO ESTAS?

El padre pesado. Se pasa todo el día hablando de lo bien que juega, nada o corre su hijo y de que apunta maneras. No presiona directamente al niño, pero sin querer le traslada que su valor como chaval está en el juego.
El padre entrenador. Grita directrices desde la banda, corrige a su hijo cuando se monta en el coche, incluso contradiciendo las indicaciones del entrenador. Genera confusión en el niño, que por un lado tiene una idea de juego que el profesional trata de inculcarle, y por otro, la versión de su padre o madre. En deportes como la natación, este padre está en la grada paseando de punta a punta de la piscina, cronómetro en mano, midiendo tiempos y apuntando en una libreta. No es de recibo crear presión en el niño con distintos mensajes. ¿A quién cree que debería obedecer su hijo?
El padre que se cree Cholo Simeone. Trata de motivar, transmitir garra, le pide al hijo que se entregue, que se esfuerce, que se deje la piel en la cancha, que trabaje, que compita como si se le fuera la vida en ello. Pero olvida algo muy importante: ni su hijo es un jugador de Primera División que tenga que ganarse la vida jugando ni él es el entrenador del Atlético de Madrid. Solo consigue que su hijo pierda de vista los valores que le transmite el club, donde normalmente prevalece la generosidad por encima de la individualidad, disfrutar y aprender por encima de los resultados, y el juego limpio por encima de competir a cualquier precio.
El padre que resta en todos los sentidos. Da gritos desde la grada, desacredita al míster, le dice a su hijo que no entiende por qué él no juega cuando sus compañeros son peores que él, se comporta de forma grosera con el rival, insulta al árbitro y otras impertinencias más. Es el padre del que cualquier hijo se sentiría avergonzado.
Los motivos por los que los padres pierden los papeles son diversos. Muchos esperan que sus hijos les saquen de pobres convirtiéndose en Nadales o Cristianos. Otros desean que su hijo gane todo porque sus victorias son sus propios éxitos, es la manera de sentirse orgullosos del chaval y presumir de él delante de sus amigos y en el trabajo. Otros proyectan la vida que ellos no pudieron tener. Otros no tienen ningún autocontrol. No lo tienen en el partido de sus hijos, ni cuando conducen, ni cuando se dirigen a las personas. Y por últimos están los que cruzan los límites sencillamente porque no tiene consecuencias. Saben que está mal, pero su mala educación o ausencia de valores les hace comportarse como personas poco cívicas y desconsideradas.
El valor está en hacer deporte, porque es una conducta saludable, pero sobre todo en ser capaces de divertirse y relacionarse con los amigos. Lo demás no importa. Si no le presiona para que se supere con la consola de videojuegos, ¿por qué lo hace cuando va a los partidos? En el momento en el que la palabra jugar pierde valor –“jugar al baloncesto”, “jugar al fútbol”, “jugar al tenis”–, su hijo dejará de disfrutar y no querrá seguir yendo.
Si es padre o madre, recuerde, por favor, que es un modelo de conducta para su hijo y para sus compañeros de equipo. A los hijos les gusta sentirse orgullosos de sus padres y, en cambio, lo pasan terriblemente mal cuando se les avergüenza. Ser modelo de conducta conlleva mucha responsabilidad, porque sus hijos copian lo que ven en usted. Y su forma de comportarse debe ser la ejemplar para que facilite el aprendizaje de una serie de valores que acompañan al deporte.




Si como padre o madre desea sumar, tenga en cuenta el siguiente decálogo:

1. Recuerde el motivo por el que su hijo hace deporte. El principal es porque le gusta. Existen otros, como practicar una conducta sana, estar con amigos o socializarse. El objetivo no es ganar.
2. Comparta los mismos valores que el club. Busque un centro deportivo afín a su filosofía de vida.
3. No dé órdenes. Solo apóyele, gane o pierda, juegue bien o cometa errores.
Disfruta del viaje, y deja de preocuparte por la victoria y la derrota”
Marr Biondi
4. No le obligue a entrenar más, ni a hacer ejercicios al margen de sus entrenamientos. Su hijo no es una estrella, es un niño. Aunque tenga talento, puede que no quiera elegir el deporte como profesión y solo lo practique por diversión.
5. No presione, ni dé directrices, ni grite, ni increpe, ni maldiga; no haga gestos que demuestren a su hijo que se siente decepcionado por su juego.
6. Respete a todas las figuras que participan en la comunidad deportiva: entrenador, árbitros, otros técnicos, jardineros…
7. Controle sus emociones. No se puede verbalizar todo lo que pasa por la mente. Las personas educadas no muestran incontinencia verbal.
8. Nunca hable mal de sus compañeros. Los otros niños forman parte del equipo. El objetivo grupal siempre está por encima del individual. Y hablar mal de sus colegas es hablar mal de la gente con la que comparte valores, emociones y un proyecto común.
9. Modifique su manera de animar. No se trata de corregir al niño, sino de reforzarlo.
10. No inculque expectativas falsas a su chaval, como decirle que es un campeón, que es el mejor y que si se esfuerza podrá llegar donde quiera.

La felicidad de los niños está por encima de todo. Siéntase siempre satisfecho con lo que haga, gane, pierda o cometa errores. Felicítele por participar más que por competir. Y recuerde que su hijo hace deporte para divertirse él, no para que lo haga usted.

29/4/14

El regalo de la seguridad...dasélo a tu hijo!

Otra vez más,,..navegando por internet he vuelto a encontrarme con un artículo que quiero compartir y del que estoy muy de acuerdo.

Vivimos en una sociedad donde el más rápido será el que consiga todos sus sueños...para ayudar a nuestro hijo a confiar en él mismo, y colaborar en su desarrollo emocional, creo que se le ha de ayudar a que sea seguro, se sienta seguro de si mismo. Sus logros serán su mayor alegría, peró no solo porqué se valore , sino porqué lo que representa...él puede conseguirlo por méritos própios.

Os dejo con el artículo de la Pedagoga, Elena Roger.


Nacen nuestros hijos. Nos forjamos toda clase de ilusiones y sueños con respecto a su futuro. Nada más nacer, buscamos talentos, puntos fuertes, aspectos positivos en común con nosotros mismos.

Comenzamos a moldear su futuro en nuestra mente. Aquí empezamos a crear expectativas poco realistas porque apenas conocemos a nuestro hijo.

Al principio nuestro hijo crece obediente porque, sencillamente, es pequeño. No conoce otro camino y además cree en nosotros. Iría al fin del mundo con tal de conseguir nuestro afecto. Nuestro reconocimiento y nuestro cariño es lo que le ayudan a crecer. Y a vivir.

 Pero llega un momento que debes preguntarte: ¿tiene mi hijo miedo de perder mi afecto?

Si tu hijo hace las cosas para ganar tu valoración, nunca crecerá en libertad. Puede crecer sumiso, vulnerable, pasivo o rencoroso.
Todos conocemos casos de adultos que ya con una familia formada y todo un bagaje personal, todavía son dependientes afectivamente de sus ancianos padres.
Frases que debes y no debes pronunciar nunca para evitar la dependencia emocional de tu hijo.
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5 pautas para soltar amarras:
  • Nunca eduques a tu hijo para que te necesite; tan solo para que te quiera. Nuestro egoísmo, nuestras propias carencias personales hacen que, de manera inconsciente a veces, eduquemos en la dependencia afectiva. Les hacemos sentir mal para que no se alejen de nosotros, para que en algún momento paguen por todo lo que hemos invertido en ellos.
  • Intenta que consiga las cosas gracias a él mismo y que lo valore como tal. Si tienes que ayudarle, que nunca crea que es solo merito tuyo o que sin ti nunca lo habría conseguido. Hazle las reflexiones oportunas. No le ayudas ayudándole cuando puede hacer las cosas por sí solo. Si fracasa, aprenderá. Si tiene éxito, será por sus propios méritos y se sentirá orgulloso de sí mismo.
  • Tu hijo no es una extensión de ti mismo. Le has dado la vida pero ahora la vida es suya. No pierdas esto de vista. Educar es darle la mano, no encadenarlo.
  • Nunca le compadezcas. Elimina de tu vocabulario emocional el término pobrecito. No es un pobrecito sino un niño que está en formación, que a veces acierta y otras fracasa y que precisamente eso es lo que le permite madurar.
  • Valora y motiva en lugar de elogiar. Describe las tareas positivas, reconociendo su parte de implicación: Felicidades por el excelente; has invertido mucho esfuerzo en ese trabajo de investigación y te mereces esa nota. Si le elogias solo por el excelente, ¿cómo crees que se sentirá cuando la próxima vez no lo consiga? Puede creer que tu cariño depende de sus resultados, no de su persona.
Elena Roger Gamir
Pedagoga – Solohijos.com

13/2/14

Buenos dias,
Hoy navegando por la red, he encontrado este post que me ha parecido del todo interesante.

Extraido del blog :  www.reeducandoamama.blogspot.com

EL NIÑO ADOPTADO EN "¡A DORMIR!" DEL DOCTOR EDUARDO ESTIVILL

Como ya he comentado en el artículo anterior, hay un apartado en el libro ¡A Dormir! del doctor Estivill que quiero comentar en detalle por la importancia de sus repercusiones. Es un apartado cortito, titulado "Los Niños Adoptados", apenas tres párrafos que  se pueden resumir en una simple frase que a mí me puso los pelos de punta: 
"Debéis actuar como si hubiera nacido el día que llegó a vuestra casa, independientemente de la edad que tenga". 
Un frase que demuestra una ignorancia tan inmensa sobre el niño adoptado y sus necesidades que me parece necesario hacer una denuncia pública porque este libro - o su famoso predecesor "Duermete niño", para el caso lo mismo me da - dirige y condiciona el comportamiento de millones de padres respecto al sueño infantil en todo el mundo hispanohablante.

Dada la importancia de esta afirmación del doctor Estivill, he pensado que lo mejor sería recurrir a una profesional realmente especializada en el niño adoptado. Por eso Montse Lapastora, psicóloga clínica y directora del Centro de Psicología y Adopción Psicoveritas, ha tenido la amabilidad de escribir el texto que os muestro a continuación explicándonos por qué un niño adoptado NUNCA debe ser tratado como si hubiera nacido el día que llegó a nuestra casa, y por qué las técnicas cognitivo-conductuales basadas en  dejar llorar son especialmente dañinas para ellos
No es la primera vez que el doctor Estivill muestra públicamente su ignorancia en todo lo concerniente a los niños adoptados y el mundo de la adopción en general. Hace unos años la asociación CORA (Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento) ya pidió en un comunicado de prensa que se retirara uno de sus libros, un cuento infantil titulado Lila tiene un hermanito, entre otras cosas debido a:
  • La presentación de la adopción como un acto de caridad por el que los niños deben estar agradecidos.
  • Una falta absoluta de empatía con los sentimientos del niño adoptado.
  • Afirmaciones del tipo: los hijos adoptados se comportarán como hijos "naturales" si como tales son tratados. 
Desgraciadamente el libro nunca fue retirado, y el doctor Estivill sigue dando consejos sobre un tema extremadamente delicado del que no sabe absolutamente nada.

Sin más preámbulo os dejos con las palabras de la psicóloga especializada en adopción Montse Lapastora. Espero de todo corazón que lleguen a todos los padres adoptivos que en este momento se estén cuestionando si aplicar o no aplicar el método Estivill a sus hijos. 
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La siguiente frase: "Hay que tratar al niño adoptado como si hubiera nacido el día que llegó a casa”, se encuentra en la página 74, capítulo 2, del libro ¡A dormir! Del doctor Estivill.

¡No podía creer lo que estaba leyendo!, he tenido que repasarla varias veces para convencerme de la autenticidad de la afirmación que tenía delante.

Los niños adoptados no pueden tratarse obviando su vida pasada, pues todas sus experiencias pre-adoptivas van a quedar  marcadas en su memoria implícita y muchos de sus comportamientos y estados psicológicos posteriores se verán influidos por aquellas experiencias.

Los niños adoptados han sufrido como mínimo una rotura vincular, la separación de su madre biológica, separación que será vivida por ellos como un trauma “el trauma del abandono”. Además hay que añadir que muchos de ellos han vivido otras situaciones traumáticas como el maltrato físico y psicológico, desnutrición, abusos y/o falta de afecto. 

Comparación entre el cerebro de un niño 
convenientemente cuidado y un niño que 
ha sufrido abandono extremo (Perry, 2004). 
Rosa Fernández(1) en su artículo “La adopción y el hipocampo en la escuela primaria” refiere lo siguiente:
“Investigaciones científicas recientes han demostrado que la falta de vinculación afectiva durante los primeros años/meses de vida supone un grave trauma para el desarrollo de  la personalidad, ocasionando cambios neurobiológicos que influyen en el desarrollo tanto a corto como a largo plazo. Entre las alteraciones estructurales del sistema nervioso que los malos tratos o las situaciones de estrés postraumático (y el abandono lo es) provocan en el niño, podemos destacar:
  • La disminución del volumen del hipocampo 
  • Alteraciones a nivel de amígdala
  • Alteraciones de las estructuras cerebelares, del cuerpo calloso y del córtex prefrontal
  • Funcionalmente, se observan secuelas cognitivas (bajo rendimiento escolar), altos niveles de estrés psicosocial, dificultades conductuales y problemas sociales, que en algunos casos recuerdan un comportamiento pseudo-autista.”
Daniel Siegel (2), S. Gerhardt (3) y otros autores (estudiosos del desarrollo humano y de las consecuencias del estrés en los bebés) también hablan de cómo las experiencias traumáticas y de estrés en el inmaduro cerebro de un bebé generan consecuencias a corto y largo plazo.

Vamos a ver cómo actúa el estrés en los bebés:

Para un bebé la sensación de estrés es percibida como una situación de desprotección y muerte, él no puede valerse por sí mismo y cualquier vivencia de malestar le deja a merced de otro, necesita a un tercero para sobrevivir. Ante una situación de peligro, nuestro sistema fisiológico de emergencia se pone en marcha para defendernos del ataque. El impacto emocional o la información traumática recibida quedará almacenada en la red neuronal, de forma que será la responsable de que ante una futura situación de amenaza, tanto física como emocional, se responda automáticamente. Este sistema de alarma es válido para las situaciones de amenaza, nos avisa ante el peligro y recupera la normalidad cuando este ha pasado. 

Cuando un bebé siente miedo (miedo que expresa a través del llanto cuando esa emoción no le deja dormir), él no sabe que lo que tiene es miedo, lo que percibe es una sensación de malestar que hace que su sistema fisiológico de alarma se active elevando el nivel de las hormonas implicadas en la respuesta al estrés, como son el cortisol y la noreprinefina. Cuando el bebé se calma el nivel de cortisol vuelve a su estado normal. Pero cuando en un bebé, y este es el caso de muchos niños criados en orfanatos o en condiciones de abandono, esta situación se repite una y otra vez, su nivel de cortisol no recuperará su estado normal. Cuando la información que recibe su cerebro es excesiva y no la puede codificar de forma adecuada, lo que hace es paralizarla, manteniéndole en un estado permanente de alerta inhibiendo la capacidad para recuperar su estado neurofisiológico normal.

Las repercusiones en el inmaduro sistema nervioso de un bebé pueden ser falta de empatía y excesiva reactividad al estrés. Son niños que tienen muy poca resistencia a la frustración, que pierden la capacidad para autoregularse emocionalmente, además de todo lo mencionado más arriba por Rosa Fernández.

No podemos negar la influencia de todo esto, un niño adoptado que ha pasado por las situaciones traumáticas que hemos mencionado, no puede ser tratado de la misma manera que un niño cuyo desarrollo ha estado bajo condiciones de afecto y satisfacción de sus necesidades básicas de forma adecuada.

Un niño adoptado lo que necesita son unos padres con los que pueda construir un vínculo afectivo y reparar, en la medida de lo posible, todo el daño que sufrió en su vida preadoptiva. La construcción y reparación del vínculo puede hacerse tanto de día como de noche. La oxitocina es la hormona del apego, que se segrega con el contacto físico piel con piel. Pongámonos en el lugar de un niño que viene de un orfanato en el que nadie le hacía caso cuando lloraba, dejó de emitir el llanto porque nadie le calmaba, pero esa falta de atención básica le hizo generar  creencias sobre sí mismo del tipo: no importo, no valgo, no merezco que me quieran. Creencias que acompañan a los niños y adultos adoptados con las que trabajo todos los días en la consulta.

Si la familia que adopta al niño no atiende su llanto, estaría comportándose de la misma forma que lo hacían en el orfanato, y estaría reforzando el sentimiento de abandono y las creencias negativas que tiene el niño sobre sí mismo. 

¿Cómo nos sentiríamos nosotros si nos arrancan de nuestro entorno conocido, sea el que sea pero es el que conocemos, nos llevan a un sitio totalmente desconocido, con personas muy diferentes a nosotros a las que no entendemos y cuando nos sentimos asustados, nadie nos consuela ni acompaña, y además nos tratan como a todos los demás que están inmersos en esa cultura y totalmente adaptados a ella.  Si esta situación es terrible para un adulto, pretender que un niño la pase solo me parece, como mínimo, cruel.

Este niño lo que necesita es dormir con sus padres, necesita que le cojan cuando llora, necesita que le calmen y que le transmitan que ahora es importante, que sus necesidades ahora sí van a ser satisfechas, que ahora es escuchado y tenido en cuenta. Todo esto podrá minimizar el daño sufrido por ese llanto desatendido.

Yo recomiendo el Colecho a aquellas familias que me consultan. Creo que un niño cuando se incorpora a su nueva familia necesita elementos de seguridad, y dormir con sus padres es uno de los factores que fomenta la seguridad y la vinculación afectiva. Después de un tiempo de practicar el colecho los padres me confirman que tanto la seguridad como el comportamiento de sus hijos mejoran notablemente.



Bienvenidos a mi blog! Benvinguts al meu blog!

Buenas,

Os quería dar la bienvenida a mi espacio, y desde este preciso momento el vuestro, ya que si mis escritos pudieran ayudar alguna mujer a conseguir un sueño común como el de ser madre,me daria por total satisfecha.

Un sitio que me sirve para expresar y dar a conocer mi estado de animo o bien un modo de diario para una etapa de la vida como es la que ahora me toca pasar, que es la fase previa para llegar a nuestra meta ....SER PADRES!!

Sé que algún día lo conseguiremos hemos estado muy cerca pero no tiraremos la toalla no ahora , en este momento toca luchar, luchar por lo que quiero, y se que lo vamos a conseguir, estoy segura!!

Son momentos duros, momentos que no entiendes el porque nos ha tocado vivirlo, pero también momentos que nos refuerzara como pareja y como personas...

Porque esto es una carrera de fondo, y no de velocidad...tarde o temprano llegara!!

Esta guerra la vamos a ganar ...porque no hay contrarios somos nosotros quien ponemos los limites!

2014

Han pasado unos años desde este primer encuentro, y por fin podemos decir LO CONSEGUIMOS somos padres y estamos orgullosos de nuestro empeño. El esfuerzo ha valido mil veces la pena.

En este blog podeis encontrar, a parte de nuestra lucha por conseguir nuestro sueño, cositas que nos enseña cada dia nuestro pequeño, información de interés para salir con peques y un pequeño diario de lo que nos encontramos a medida que va creciendo . ( lactancia, post-parto, colegio, salidas ...)


Espero os guste, soys bienvenidos/as!!

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2007

Bones,
Us voldria donar la benvinguda al meu espai ,i des de aquest precís moment el vostre, ja que si els meus escrits poguessin ajudar a una dona a arribar al nostre somni de ser mares, em donaria per total satisfeta.

Un lloc que em serveix per expressar i donar a conèixer el meu estat d'ànim o bé una mena de diari per una etapa de la vida on ara hi passo que és la fase prèvia per arribar a la nostra meta....SER PARES !!

Sé que algun dia ho aconseguirem hem estat molt a prop però no llençarem la tovallola, no ara no en aquest moment, ara toca lluitar, lluitar per lo que vull , i sé que ho aconseguirem, n'estic segura !!

Són moments durs, moments que no entens el perquè ens ha tocat viure, però també moments que ens reforçarà com parella i com persones...

Perquè això és una carrera de fons, i no de velocitat... tard o d'hora arribarà!

Aquesta guerra la guanyarem, ja que no hi ha contraris... som nosaltres qui posem els límits!

2014

Han passat alguns anys des de la primera trobada, i per fi podem dir que HO HEM ACONSEGUIT, som pares i estem orgullosos de la nostra empenta. L'esforç ha estat mil vegades recompensat.

En aquest blog podeu trobar des dels nostres principis i la nostra lluita per aconseguir el somni, fins al dia d'avui tot un seguit de post amb cosetes que ens ensenya el nostre tresor...(lactància, post-part, escola, sortides...)

Espero us agradi, sigueu benvinguts/des!!

-2014-

Un nuevo dia

Un nuevo dia
Un nuevo principio...una nueva ilusión!!